sincronía.. aquí y ahora.. escuchar..
está todo dentro, naciendo, dando luz
es hermoso, realmente es hermoso. ॐ

om shanti shanti shanti

lunes, 23 de septiembre de 2013

The Century of the Self - El siglo del yo (documental) Adam Curtis






Heme aquí con el deber y las ganas de compartir esta serie de documentales que he visto. Si bien a lejanía tratan temas que a través de frases incorporadas creemos que ya sabemos, creo que en estos videos se dio un paso un poco más allá, haciendo un análisis bastante poderoso acerca de el capitalismo, la sociedad y el comportamiento humano. Todo esto lo relaciona fuertemente con el psicoanálisis, el nacimiento de lo que llamamos "relaciones públicas" a partir del primero, ayudando así al control político y empresarial y posteriormente al control total de la humanidad. Aparecen varias alternativas que aunque son también tomadas por estos mecanismos de control, pueden llegar a ser la verdadera clave de una liberación. 
Bueno, contiene mucha información, no lo desperdicien. Aquí van las cuatro partes de una hora c/u:

Parte 1: http://vimeo.com/24974870

Parte 2: http://vimeo.com/24975994

Parte 3: http://vimeo.com/24977645

Parte 4: http://vimeo.com/24976558

domingo, 22 de septiembre de 2013

Luis Pescetti . Cartas al rey de la cabina (fragmento)



¿o acaso crees que sé por qué te busco?
nadie es tan infeliz como para saber por qué busca a otra persona. son líneas pequeñas escritas en una lengua que se nos escapa por más que pasáramos siglos descifrándola, por más que los científicos dejaran tranquilos a sus microscopios, a sus computadorasy sólo se dedicaran a descifrar estas líneas ellas seguirían sin ser leídas, por más que cansados de fracasar aceptaran por fin la ayuda de los magosy los magos cansados de fracasar le pidieran ayuda a las brujas, y ellas le pidieran ayuda a los ángeles seguirían incomprensibles.Están escritas con letra de paso de hormigas.
¿De qué crees que me estás salvando? ¿quién te lo pide? ¿crees que sé por qué te busco? Estoy hecha de pequeñas letras invisibles que unas hormigas escribieron mientras me hacían con sus cuchillos y sus tenedores diminutos y tú, soberbio e ignorante,¿crees que te alejas por mi bien? Te voy a decir todo lo que sé: son hormigas y arañas que bajan de las estrellas; y una vez que han escrito su canción, en vez de irse, se quedan para que uno las coma así guardan sus secretos. Permanecen quietas todo lo que haga falta; luego se esconden en la primera leche o en una tostada.a los seis años o a los veinte.para ser comidas. Nunca te enterarás si han terminado su tarea o no; si todavía están. Y esas habrán sido tus arañas y tus hormigas, tus ángeles laboriosos pero esto es sólo un cuento demasiado bueno para que sepas lo que sé. La verdad está en el olor a brea de las autopistas y en los supermercados, en los golpes de los martillos en el clic del botón que apaga la radio en las sirenas que se oyen de noche en las escaleras de metal, en las cortinas de plástico, de esas baratas para que no entren las moscas a la cocina, en tu maldito reloj despertador para llegar a tiempo al maldito turno en el que has elegido esconderte.
No esperes que nadie, nadie ni siquiera los que crees que me quieren te agradezcan esto que haces.

martes, 17 de septiembre de 2013


amo                      
amo la lluvia                      
amo los días grises      
amo la despedida eterna de las gotas
para abrirle paso al rey dorado

//aunque siempre creí en el sol                               
como una entidad femenina/                            
digamos, su fuerza                                        
me parece el grito de una mujer                              
una mujer despierta                                          
sangrienta, viva//                                     

amo el aire fresco que atraviesa mis brazos
me siento tan pura
amo.                          
amo.                          
amo.                          

viernes, 13 de septiembre de 2013

Clarice Lispector - Silencio



Es tan vasto el silencio de la noche en la montaña. Y tan despoblado. En vano uno intenta trabajar para no oírlo, pensar rápidamente para disimularlo. O inventar un programa, frágil punto que mal nos une al súbitamente improbable día de mañana. Cómo superar esa paz que nos acecha. Silencio tan grande que la desesperación tiene vergüenza. Montañas tan altas que la desesperación tiene vergüenza. Los oídos se afilan, la cabeza se inclina, el cuerpo todo escucha: ningún rumor. Ningún gallo. Cómo estar al alcance de esa profunda meditación del silencio. De ese silencio sin memoria de palabras. Si es muerte, cómo alcanzarla.
Es un silencio que no duerme: es insomne; inmóvil, pero insomne; y sin fantasmas. Es terrible: sin ningún fantasma. Inútil querer probarlo con la posibilidad de una puerta que se abra crujiendo, de una cortina que se abra y diga algo. Está vacío y sin promesas. Si por lo menos se escuchara al viento. El viento es ira, la ira es vida. O nieve. La nieve es muda pero deja rastro, lo emblanquece todo, los niños ríen, los pasos resuenan y dejan huella. Hay una continuidad que es la vida. Pero este silencio no deja señales. No se puede hablar del silencio como se habla de la nieve. No se puede decir a nadie como se diría de la nieve: ¿oíste el silencio de esta noche? El que lo escuchó, no lo dice.
La noche desciende con las pequeñas alegrías de quien enciende lámparas, con el cansancio que tanto justifica el día. Los niños de Berna se duermen, se cierran las últimas puertas. Las calles brillan en las piedras del suelo y brillan ya vacías. Y al final se apagan las luces más distantes.
Pero este primer silencio todavía no es el silencio. Que espere, pues las hojas de los árboles todavía se acomodarán mejor, algún paso tardío tal vez se oiga con esperanza por las escaleras.
Pero hay un momento en que del cuerpo descansado se eleva el espíritu atento, y de la tierra, la luna alta. Entonces él, el silencio, aparece.
El corazón late al reconocerlo.
Se puede pensar rápidamente en el día que pasó. O en los amigos que pasaron y para siempre se perdieron. Pero es inútil huir: el silencio está ahí. Aun el sufrimiento peor, el de la amistad perdida, es sólo fuga. Pues si al principio el silencio parece aguardar una respuesta -cómo ardemos por ser llamados a responder-, pronto se descubre que de ti nada exige, quizás tan sólo tu silencio. Cuántas horas se pierden en la oscuridad suponiendo que el silencio te juzga, como esperamos en vano ser juzgados por Dios. Surgen las justificaciones, trágicas justificaciones forzadas, humildes disculpas hasta la indignidad. Tan suave es para el ser humano mostrar al fin su indignidad y ser perdonado con la justificación de que es un ser humano humillado de nacimiento.
Hasta que se descubre que él ni siquiera quiere su indignidad. Él es el silencio.
Puede intentar engañársele, también. Se deja caer como por casualidad el libro de cabecera en el suelo. Pero, horror, el libro cae dentro del silencio y se pierde en la muda y quieta vorágine de éste. ¿Y si un pájaro enloquecido cantara? Esperanza inútil. El canto apenas atravesaría como una leve flauta el silencio.
Entonces, si se tiene valor, no se lucha más. Se entra en él, se va con él, nosotros los únicos fantasmas de una noche en Berna. Que entre. Que no espere el resto de la oscuridad delante de él, sólo él mismo. Será como si estuviéramos en un navío tan descomunalmente grande que ignoráramos estar en un navío. Y éste navegara tan largamente que ignoráramos que nos estamos moviendo. Más de eso, nadie puede. Vivir en la orla de la muerte y de las estrellas es una vibración más tensa de lo que las venas pueden soportar. No hay, siquiera, un hijo de astro y de mujer como intermediario piadoso. El corazón tiene que presentarse frente a la nada sólito y sólito latir alto en las tinieblas. Sólo se escucha en los oídos el propio corazón. Cuando éste se presenta completamente desnudo, no es comunicación, es sumisión. Además, nosotros no fuimos hechos sino para el pequeño silencio.
Si no se tiene valor, que no se entre. Que se espere el resto de la oscuridad frente al silencio, sólo los pies mojados por la espuma de algo que se expande dentro de nosotros. Que se espere. Un insoluble por otro. Uno al lado del otro, dos cosas que no se ven en la oscuridad. Que se espere. No el fin del silencio, sino la ayuda bendita de un tercer elemento, la luz de la aurora.
Después, nunca más se olvida. Es inútil intentar huir a otra ciudad. Porque cuando menos se lo espera, se puede reconocerlo de repente. Al atravesar la calle en medio de las bocinas de los autos. Entre una carcajada fantasmagórica y otra. Después de una palabra dicha. A veces, en el mismo corazón de la palabra. Los oídos se asombran, la mirada se desvanece: helo ahí. Y desde entonces, él es fantasma.

Enrique Symns - Invitación al abismo


El corazón del universo late aquí donde, por suerte, todo está perdido. Aquí la guerra ha terminado y el guerrero vencido puede descansar. Aquí la sabiduría no existe y el sabio puede ignorar. Aquí el amor s una carta que las miradas jamás se escriben. Aquí podés abandonar tu libreto porque el teatro está vacío. Aquí podés hacer dormir tus planes porque el vacío ilumina lo único que hay: nada.
Hace veinte mil millones de años que esto es así. El sistema solar es un campo de concentración nazi donde los planetas circulan atrapados por los grilletes de sus órbitas. Y el primer pez fue un asesino en cuanto tuvo hambre.Estás aquí, donde todo te resulta gratis porque el sol se quema a sí mismo como un bonzo que se suicida por tristeza. Donde las sonrisas siempre terminan en puñaladas. Donde la noche miedosa deja corretear el misterio hasta que la maldición del día lo ilumina con sus preguntas.Aquí, donde los locos han esposado esposas al esposo, donde han madreado hijos para padrearlos, donde envejecen niños para que adulteen; en este colegio de atrasados mentales, donde el ángel aprende a leer y escribir las leyes que prohíben volar.Aquí, amigo, donde compartimos lo que nos robamos, donde mentimos lo que ignoramos. Hacia aquí venimos. Donde no esperamos a nadie ni nadie nos vendrá a buscar.Aquí, donde vos sos el único brillo que nadie podrá percibir.